domingo, 5 de enero de 2014

HACIENDO HISTORIA II



En la madrugada del día 4 de abril del 2013, me desperté súbitamente como me suele suceder otros días, a distintas horas de la noche, pero a los cinco minutos de estar despierto, sentí un pequeño temblor de tierra. Al poco rato me dormí, pensando si debería levantarme a mirar la hora, pero calculé que debería faltar poco para que amaneciera, por lo que lo pospuse para cuando oyera la radio, cuando fuera a trabajar.

            Después de desayunar y prepararme para marchar, desperté a mi madre como todos los días, y le comenté lo del terremoto, y le planteé mis dudas de lo que me encontraría en Lorca. Mi madre reaccionó con temor, tal vez por ser lo primero que le comentaba esa mañana y me pidió que no me marchase. Me hizo gracia, la tranquilicé y le comenté que seguramente el terremoto no habría sido en Lorca, sino en Argelia.
            Por el camino me enteré que había habido un terremoto en una zona entre La Paca y Aledo. Observé medidas dentro de lo normal en el camino, y cuando aparqué el coche, ya en Lorca, no aprecié nada extraño. Como llegaba con el tiempo justo, dejé para después detectar posibles focos de emisión radiactiva.
            Durante esa mañana hablé con varios profesores sobre la  detección de la emisión de radiactividad con bastantes horas de anticipación al temblor. Ellos me corrigieron y me indicaron que fueron dos temblores, siendo el primer temblor a las 23:29 de 2,8, y  luego sucedió otro a las 4:27.
            En la página del Instituto Geográfico observamos una serie de réplicas, a las 5:33 y a las  8:17. Un profesor de CCNN, Alberto, me indicó que podría tratarse de emisiones de radón, que es un gas radiactivo. Otro compañero me enseñó una página Web en la que se hablaba de las emisiones de radón en terremotos de Chile.
            Al terminar las clases del jueves me volví al aparcamiento, dejé mis cosas y cogí el medidor de radiactividad. En esta ocasión busqué grietas en las que pudiera haber emisiones de gases del subsuelo y EUREKA!: el detector empezó a marcar lecturas elevadas y de forma constante: 0,700, 0,800, 1,0 μ Sv/h.… incluso 2,0 y 3,0 y 5,0 μ Sv/h.. Recuerdo en este momento que la alarma del detector saltó en este valor.
            En aquel momento ví a mi compañero Antonio, que estaba en la puerta del IES y le llamé. El también vió alguna de las lecturas, así como unos cuantos alumnos que están esperando el autobús.
Después de ver las lecturas más elevadas llamé al 112 y puse en aviso que había una emisión de radiaciones elevada. Me tomaron el nombre y el número de teléfono, y me monté en mi auto para regresar a Cartagena.
En el punto crítico, cercano a Alhama, el detector marcó una lectura elevada, algo más de 1,0 μ Sv/h.
Luego a las 15:38 hubo otro temblor pequeño.
Ya en Cartagena intenté localizar puntos calientes, y efectivamente localicé frente a mi casa uno de 5 μ Sv/h, pitando el detector. La hora aproximada debieron ser las 16:00.
Desde luego, éste día había sido una jornada histórica para mí.

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